Noviembre
Noviembre
¡Déjamed!...aqui, en mi lecho, en un rincón de mi mente, delirando las vanas fantasías osados en la plenitud de un mundo ordinario. Una cosa es escuchar vuestro corazón; otra cosa es quedarse siempre conversando con nuestro yo interno, sin prestar atención a los demás.
Este diálogo egoísta muchas veces no nos deja dormir durante la noche y nos arruina el placer de momentos importantes del día.
Nos quedamos en silencio de personas que actuaron bien, de cosas que no sucedieron como deseábamos, de actitudes equivocadas que tuvimos. Dentro de cada uno de nosotros existe un ángel y un demonio, y sus voves son muy parecidas.
El demonio alimenta esta conversación, tratando de mostrarnos que somos débiles y que no tenemos justificación. El ángel nos hace reflexionar acerca de nuestras actitudes, aunque-por lo general- está tratando de silenciar esta voz interna.
El sabe que, para descubrir vuestro verdadero camino, necesitamos mirar hacia afuera, hacia el milagro de la vida que nos rodea.
Este pequeño escrito de un libro desconocido, enmarca el silencio envolvente a duras penas marcamos una pausa de vuestra vidas tan egoísta, si pero es mas bien se encierra en vuestro balcón de sueños que nos hacen feliz no de una manera satisfactoria, sino de un secreto que nos guarda cada uno de vosotros.
¿Que demonios nos tormenta?; ¡que guardianes nos protegen!, os dará tanta sabiduria para confrontar vuestro pensamientos, os quisiera comprender la frescura de cada persona, mas es inutil, pero en esta vida nos conocemos tal como somos, y descubri un escrito de un actor desconocido que quiero compartir con vosostros:
"Para mí, hay dos caminos a la sabiduria: el clásico, el del sabio, que se sienta aquí, mira la montaña y comprende el sentido de la vida porque es complemplativo. Y el otro, el del guerrero, al que no le alcanza con mirar la montaña, tiene que intentar escalarla, y todo su aprendizaje viene de la acción, no de la contemplación.
Los dos llevan a la misma compresión, pero yo me inclino más por el camino del guerrero, de la acción, de la persona que está toda mareada."
No es sencillo, verdad...si uno nos encanta contemplar la maravillosa compresion de lo magnifico, no nos engañamos de nuestro ser...completemos la satisfación de nosotros mismo, asi cuando estamos satisfechos, es hora de complender a los demás.

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