Secreto
Secreto
El espejo del Mar
Capitulo IX
El espejo del Mar
Capitulo IX
Son muchas cosas que podemos decir, mas a ello nos confunde la razón, y,todavía nos contagia la ilusión de aquellos que nos ve.
Son muchos años de estúpidas luchas que no podemos resolver, e inquietantes sueños que no dejan dormir.
Fue aquella noche de 1996 en el mes de noviembre cuyo día cayó un rayo del cielo, y nos condeno a lo imposible y lo absurdo, no obstante vi el rostro de ella cambia de desesperación a enfado cada vez que la veía la ironía de ella quedaba en la mustía, y lo se, no es sencillo que nos comprenda pero no imposible olvidarlo.
Tal vez no quise vivir en una memoria tan lejana y dolorosa en mi corazón; sin embargo contemple el ansia del dulce néctar de la vida, donde agarre mis pensamientos en una vasija y complendi que la vida ha sido un regalo de Dios.
No sé, pero aquella vez tus ojos transpasaron en mí, dejando un inquietante aro de luz que encendía la llama eterna contemplando un sabor que enfurece el alma soñadora a un llanto amargo.
Todo aquello que nos une y nos fue convalece el más tenue susurro del amor, oscureciendo el espíritu del corazón, enfureciendolo y dejandolo cada vez más en las profundidas del oceano.
Son muchos años de estúpidas luchas que no podemos resolver, e inquietantes sueños que no dejan dormir.
Fue aquella noche de 1996 en el mes de noviembre cuyo día cayó un rayo del cielo, y nos condeno a lo imposible y lo absurdo, no obstante vi el rostro de ella cambia de desesperación a enfado cada vez que la veía la ironía de ella quedaba en la mustía, y lo se, no es sencillo que nos comprenda pero no imposible olvidarlo.
Tal vez no quise vivir en una memoria tan lejana y dolorosa en mi corazón; sin embargo contemple el ansia del dulce néctar de la vida, donde agarre mis pensamientos en una vasija y complendi que la vida ha sido un regalo de Dios.
No sé, pero aquella vez tus ojos transpasaron en mí, dejando un inquietante aro de luz que encendía la llama eterna contemplando un sabor que enfurece el alma soñadora a un llanto amargo.
Todo aquello que nos une y nos fue convalece el más tenue susurro del amor, oscureciendo el espíritu del corazón, enfureciendolo y dejandolo cada vez más en las profundidas del oceano.


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